Enjaulado

Apenas 36 horas y monedas mientras escribo esta nota (menos aun cuando usted este leyendo) en mi cabeza formateada por las series de televisión comienza a sonar el pitido de la cuenta atrás de 24 y la voz de Bauer dice: “los siguiente acontecimientos tienen lugar entre las 15:00 PM y 16 PM en Sudáfrica”. La ansiedad del debut, la comezón de la espera juega sus cartas. Hay quienes prefieren matar el tiempo no pensando en el partido, juegan al ping pong, salen a caminar o a distenderse con la familia o los amigos y hay quienes se sienten leones enjaulados. Este es el caso de Messi quien en su día libre apenas salio de la habitación del hotel; y es que al crack sabe que se juega sus cartas en esta presentación. De ninguna manera pone en disputa el cetro de mejor jugador del mundo ¡Quien puede siquiera osar arrebatárselo! Pero la baza que se juega es la mas importante de todas, la que íntimamente sueña cualquier futbolista, cualquier genio del balompié y es pertenecer a las leyendas. Pocos son los elegidos que conjugan unanimidad sobre su indiscutible fantasía, aquellos que redefinieron el juego, pero no todos ellos han logrado trascender al umbral de las leyendas; sin ir mas lejos en el podio de los 5 grandes de la FIFA (Maradona, Pele, Di Stefano, Cruyff, Beckenbauer) solo 3 de ellos han conseguido abrazar el mito. Otros por lesiones, desgracias o argumentos ideológicos (Cruyff no jugo en Argentina 78 en oposición a la dictadura de Videla y compañía) solo han acariciado el mito; pero la cuestión es que sin importar el motivo la consagración en sí no llego sino años después de la mano de la critica y los medios, pero en el imaginario colectivo (y estoy seguro que íntimamente en todos ellos) sienten que falto ese paso, ese plus de alzarse con la “Jules Rime” y terminar de cerrar el circulo que abrieron cuando niños y vieron rodar una esférica por primera vez. Lo sabia Maradona cuando en su primera entrevista declaraba que quería “ser campeón del mundo” lo sabe hoy Messi cuando ante las comparaciones dice: "Para ser una leyenda hay que ganar un Mundial" Ese saber lo tiene sediento, ansioso como una fiera que espera que le abran la puerta para salir tras su presa. Tranquilo Lio falta poco para salir de cacería tras esa copa que esta hecha “del material con en el que se hacen los sueños” y tratar de cerrar el circulo.