Baghdatis haciendo trizas las raquetas, Nalbandian sacado por una incomprensible decisión arbitral y un Nadal que despotricaba contra la ATP y contra el mejor de todos los tiempos hicieron que el aroma de otros tiempos flotara brevemente por las canchas de Australia.
La escoria del mundo “the pits of the World” así llamo McEnroe a un Umpire en Wimbledon 1981, gano el torneo y como All England club no le dio la membresía (automática para los ganadores del torneo) falto a la cena de campeones y se desquito con un “Quería pasar la noche con mi familia, mis amigos y la gente que me ha alentado y no con un montón de estirados de entre 70 y 80 años que te dicen que estás actuando como un imbécil”.
Se extrañan las épocas del tenis donde los jugadores llevaban su disconformidad y su rebeldía adolescente con la ATP hasta el limite y en donde los duelos entre los Top 10 iban mas allá del court. Hoy el circuito peca de aburguesado, los jugadores acatan el calendario con una bajada de cabeza y el numero 1 de todos los tiempos (en la actualidad el 3 del ranking) es un tipo silencioso que esta mas pendiente de sus problemas de imagen que de los problemas del conjunto. Hubiera pagado por ver a ese Federer que destrozaba raquetas en los centros de alto rendimiento de Ecublens, ese Federer en el que prevalecía el lado Turco irascible y temperamental y no la mascara Suiza de la empresa Roger Federer Management.
El ojo de Halcón nos ha robado algunas cosas, hoy hay pocos fallos disputados, pocas peleas con umpires o jueces de línea y pocas veces e visto a un rival darle un fuera como bueno a un contrincante (humildemente solo lo vi en un Roland Garros allá lejos en los 90) lo peor no es que nos haya robado cierta “pasión” del juego sino que la ha suplantado por una frialdad en la que todos estamos pendientes del monitor y no del jugador. No critico el ojo de Halcon en lo que a las reglas se refiere pero si lo critico en cuanto a las posibilidades del juego. Antes existía el “error humano” y esto le daba un matiz más picante a la contienda.
Recuerdo a Nalbandian discutiendo con el Umpire en un tiebreak de infarto en el torneo de Maestros en 2003 contra Agassi y después despotricando contra el organizador del evento mientras devolvía pelotas desde el fondo y le decía ¿Esa también se fue? ¿Y esa? Quizás los jugadores estén mas contentos con la tecnología y la superprofesionalizacion del juego pero el juego ya no tiene carácter de tal porque cualquiera que practique cualquier deporte de forma amateur sabe que el error humano es parte de las reglas, que hay que convivir con el y es ello que le da al juego carácter de tal (juego entendido cono algo lúdico).
El deporte que consumimos esta plagado de profesionales que lo quieren hacer mas perfecto, mas dinámico, pero quitándole perfectibilidad al juego lo están mecanizando y esa mecanización le quita el carácter deportivo de confrontación, esto se traslada a los jugadores y ya casi no hay rivalidades. Extraño esos duelos entre los posibles números 1 que querían sacarle al otro lo que este tenía. McEnroe y Lendl por dar un ejemplo no mas de lo que hablo (Recomiendo aquí el documental Les grands duels du sport ineludible para entender de que hablo). El la primera semana del Abierto de Australia vi que la prensa se indignaba con un Baghdatis que rompía cuatro raquetas contra el piso, vi que la prensa no emitía opinión sobre la controversia entre un Umpire mezquino y el justo reclamo de Nalbandian y por ultimo celebre de pie las palabras de Nadal sobre Federer aunque después me entristecí cuahttp://www.blogger.com/img/blank.gifndo vi que el Español volvía sobre sus pasos (asesorado seguramente por algún muñeco de torta) y pedía disculpas.
En esa primera semana de Australia 2012 sentí que por mas que lo quieran mecanizar, enfriar o dopar el germen del deporte, la pasión y las rivalidades están ahí, subyacen y esperan porque alguien o muchos decidan sacarlas a luz de vuelta y es que por suerte aun lo juegan jugadores y no robots muy a pesar del lado suizo de la fuerza.
Nota publicada en Vavel.com
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