Todos saben la vida y logros del delantero Martín Palermo pero de seguro muy pocos conocen su pasado bajo los tres palos y con guantes blancos. Un ídolo que inspiró a miles de chicos a usar la 9 y qué, sin embargo, seguía con devota atención las actuaciones de un arquero. Quién sino él. Un loco auténtico.
A los 6 años, después de acompañar a su hermano Gabriel a una práctica en la Pre 9na de Estudiantes, el Negro Cerisola, entrenador de arqueros, le dijo ‘‘Vení, ponete al arco’’ de buen físico y buena altura quedó de inmediato, buzo azul con cuello duro (como los que usaba Filliol) guantes y rodilleras blancas, con esa indumentaria casi quiebra a uno de los mellizos Schelotto en un torneo municipal en el que luego saldrían campeones. Todavía hoy se ríe recordando la anécdota y no recuerda si le entro feo a Guillermo o a Gustavo.
Dos años atajó para Estudiantes alternando su coqueto buzo azul con otro azul y naranja mas estrambótico (algo que a la postre sería sello de la casa) pero su hermano Gabriel dejó el fútbol por los libros y con el se fue su hermanito Martín aunque, eso si, seguía acompañando a su hermano a los partidos en el que defendía el arco de Unidos de Olmos los domingos. Su primer ídolo fue ¡Luís Islas! Que alguna vez le regaló una gorrita y al que años más tarde le convertiría 2 goles en el Apertura 98.
Quizás el hecho de verse confinado al arco haya influído en su capacidad goleadora, quizás no, quizás es solo una anécdota más pero lo cierto es que una vez que salió del arco nunca mas volvió. Comenzó a forjar la leyenda de "Martín Pescador” empujando los rebotes de los partidos que jugaban en 9 y 71 y después de probar el éxtasis del gol se hizo adicto; “For ever” primero, “12 de septiembre” después, goleador de la categoría 73 durante tres años consecutivos y por fin la vuelta al redil de la mano de Daniel Epeloa y ahí sí, la 9 del pincha.
La historia que sigue es conocida por todos: goles y pelo largo, goles y vestido de mujer, goles y rubio platinado, goles y rotura de ligamentos, regreso y gol a River, llanto de alegría y lagrimas de tristeza como cuando murió su hijo recién nacido y le convirtió a Banfield, erró penales que lo pusieron en el Guinness y después cabeceó desde 40 metros para volver a entrar en el mismo libro pero con un record menos amargo, goles a los Galácticos, goles en el Submarino Amarillo, festejos de Buda y festejos que le rompieron el peroné (se le cayo la tribuna de cemento encima festejando en el Villareal), estableció la mayor cantidad de goles en un torneo corto (20); fue el “Loco”, “Martín Pescador”, “Optimista del gol”, “El hombre que hace llover” o el “Tronco de Higuera” (según Sanfilippo), Máximo goleador e la historia de Boca, 5to en la tabla de goleadores del torneo Argentino, Titán en Boca, Héroe celeste y blanco en la noche del diluvio Monumental y recibido de inmortal contra Grecia con 36 años (debutante más viejo en un mundial)
Una carrera a la que seguro todos podemos añadir una anécdota más. Este es Palermo, el n° 1 que salió del arco y dejó los guantes atrás para enfundarse en el gol y en la memoria de los hinchas del fútbol.
Un delantero cuyo primer ídolo fue un arquero, Palermo puro ¿Quién más?
*Los datos de la infancia de Palermo fueron sacados de su libro: “Titán de gol y de la vida”
1 comentario:
Siempre me ha gustado Palermo y siempre quise conocerlo. Tuve la posibilidad de una vez encontrarlo en un restaurante palermo, pero no me anime a ir a saludarlo y por eso me quedo sin la foto con mi ídolo
Publicar un comentario