Este es un blog donde la política, el fútbol, la literatura y el cine se ven desde otra óptica aunque suene a un cliché pero como bien decía Hitchcock en ocasiones es mejor partir de un cliché para llegar a algún lado que partir de algún lado y terminar en un cliché y eso es lo que trata de reflejar este blog, que desde un cliché, desde algo que todos creemos comprender o saber se puede llegar a algún lado interesante que nos permita reflexionar. Saludos, pasen y lean a su antojo.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Una leccion de esgrima


“Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor. Que descanse en paz”

No queda sino batirse dijo el poeta y esa expresión no son palabras arrojadas al vació, batirse es una actitud ante la vida, es una postura que en un mundo lleno de imposturas dice mucho de aquel que decide batirse y dicen aun mas de aquellos que prefieren evitar el duelo y se cobijan en las sombras y los bordes de lo burocrático. Lejos están los días en donde los conflictos se solventaban con floretes en la puerta de La Vega, atrás quedaron los parlamentos en donde los tire y afloje de las discusiones políticas no se dirimía por la palabra y la calidad de las ideas sino por la habilidad con la espada. Lejos están de nuestro tiempo personajes como Andre Moreau o el Marquis de Maynes que lo mismo hacían de la mayoría minoría y viceversa con su acero. Hoy aquel lance, aquel duelo, quedo sepultado por el noble arte de la esgrima de las ideas. Un deporte en donde las estocadas no son a muerte sino a “touche”, donde ir a fondo es una actitud y no una pose. Quizás aquellos que no quieren debatir la nueva Ley de medios o que buscan en el debate empantanar la misma, deberían tomar alguna lección de esgrima y decidirse de una vez por todas a batirse con la nobleza y la hidalguía que se espera de ellos. Quizás lo más destacable de esta nueva instancia de debates en el Senado es que ante lo inevitable hay quienes han decidido a batirse (a la fuerza o no) y aquellos que han recogido el guante deberán recordar que intrínsecamente aparejado con el duelo viene el respeto por la forma en que uno se bate y por aquel con quien se bate; así como el dispar Boris Grushenko dispara al aire ante un sereno oponente que ya malogrado su tiro espera la muerte y la RAF rinde un entierro con honores a su celebre enemigo von Richthofen; aquellos que se dignaron a presentarse en este singular cruce de ideas deberán hacer gala de al menos alguno de estos rasgos de nobleza y cuando se trate de ir a fondo deberán poner su empeño en ello, pero cuando deban ceder terreno (algo básico y característico de vivir en democracia) deberán hacerlo con la convicción de que ceder no significa retroceder sino fortalecer el proyecto que se debate, volviéndolo menos perfectible, mas ecuánime y justo; pero no porque hay intereses de terceros en post de esa fortaleza de la Ley, sino porque de esa búsqueda de unidad, de ese dialogo, de ese lance, de esa estocada saldrá la Ley que aquellos que representan y por cuyos votos están ahí nos merecemos. Al igual que el joven Whatson decide retar al Baron von Leinsdorf a un partido de tenis en lugar del tradicional duelo de pistolas sin que la ausencia de mortalidad implique carencia de compromiso, quienes decidieron bajar al recinto (con padrinos o sin ellos) deberán poner todo su saber en buscar no la derogación de la nueva Ley sino su perfección.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Necesaria


En ocasiones un bien mayor aunque imperfecto en su composición merece la oportunidad de prevalecer, ya sea por que el tiempo no amerita más dilatación o tan solo por que se trata de algo que debe ser corregido. Durante los interminables debates sobre la nueva ley de medios escucho que hay quien dice que no es el momento de votar esta ley o que la sociedad no esta lo “suficientemente madura” para encarar este cambio. Hablar de inmadurez de una sociedad es faltarle el respeto a la sociedad. ¿Quién dictamina cuando estamos maduros para determinadas cuestiones? ¿Quién decide que y que no podemos afrontar con la madurez de un electorado? ¿Somos lo suficientemente maduros para vivir corralitos, hiperinflaciones, golpes de estado pero no para decidir si una ley debe ser cambiada? ¿Somos lo suficientemente maduros como para afrontar la democracia y para sostenerla mediante el voto y las urnas pero no lo somos para decidir sobre una ley?

Los que hablan de madurez no hacen sino denotar su falta de conocimiento de la sociedad que representan.

Otro de los caballitos de batalla para no inclinarse a favor de la nueva ley es que la misma tiene claroscuros, que tiene artículos que deberían ser repensados. Yo me pregunto que ley no los tiene, desde mi punto de vista (y perdónenme que sea tan naif) no hay ley que conforme a todos ni ahora, ni nunca. Lo que hay es una ley obsoleta, casi represiva que debe ser removida y cambiada. Partiendo de esa base y no de cualquier otra el punto es bastante claro, se debe votar por el si y no porque la nueva ley sea un mal menor sino porque la anterior ley es un tumor que se enquisto en este país en uno de sus periodos mas negros (no olvidable que es lo que le gustaría a mas de uno) y que ha ido creciendo a la sombra de la democracia con un falso halo de guardián de la misma y que hoy cuando ve peligrar su imperio (con cierta lógica, la lógica del poderoso) pone el grito en el cielo y ataca aquello que se vanaglorio de defender con tetras y ardides propios de un toro suelto dentro de un bazar.

Entonces si admitimos que el punto de partida no es el debate sobre aquello que en esta ley puede y debe ser mejorado sino que el inicio de la discusión debe focalizarse sobre aquello que es necesario cambiar debemos admitir (mal que nos pese) que la ley es buena y necesaria como es bueno y necesario el cambio por mas que a una generación (en parte por una racionalidad y una irracionalidad políticas en el mismo código genético de la nación[1]) que se forjo a la era del todo vale le moleste. Los tiempos cambian, el bien de la mayoría suele significar el perjuicio de una minoría y esas son las reglas de la democracia. La nueva ley es perfectible pero en la balanza pesa mucho mas que es necesaria.


[1]"Narrating the Nation", Homi K. Bhabha, comp., en Nation and Narration (Londres: Routledge, 1990)