Morir de pie

Morir de pie, con la de uno sin doblegarse o dar el brazo a torcer, morir con dignidad. Esto es lo primero que cruza mi cabeza cuando trato de digerir la eliminación Uruguaya, la ultima carga sudamericana que quedaba en la copa del mundo. Uruguay, este Uruguay del Maestro y del loco, este Uruguay del talento inmenso de Forlan o de la garra de Perez o Gargano, el Uruguay que reescribía la historia, el Uruguay al que como dijo el ´´Pepe´´ Mujica le prestamos la mano de Dios en las paradas de Suarez. Este Uruguay que reivindico el futbol rio platense y que da por el traste con todos aquellos que ponderan que hay que adaptar el futbol de esta rivera a una actualidad en donde los futbolistas se forjan como tales en Europa. Este Uruguay que como bien dice su slogan es un Uruguay Natural, que jamás rechazo sus fuentes ni se hizo problemas con teorías sociológicas de migración de futbolistas o formas de entrenar Europeizadas, este Uruguay que demostró que el futbol es más que libros de teoría y entrenadores que estudian y estructuralizan el juego, este Uruguay convidado de piedra a la mesa de los grandes por falta de clientes en un país chico de fronteras pero amplio de corazón (palabras más palabras menos de su DT Tabarez) Este Uruguay reivindico el corazón del Plata y nos enseño que nuestro futbol poco tiene que envidiarle a cualquier otro y que con un plan, con voluntad, con talento y por sobre todas las cosas con pasión se puede reescribir la historia sin darle la espalda a la historia. Me emociono pensando en esos ídolos celestes que cual cimarrones liderados por un Artigas bancaron de pie la parada aun cuando los ´´distraídos´´ árbitros de la FIFA le ponían escollos en el camino y aun así fueron a la carga al todo o nada como una última columna de caballería cargando contra un cuadro de infantería, como cargan aquellos que saben que la suerte estaba echada y no por ello menoscabando la hermosa sensación de que uno puede elegir como partir de un mundial, que uno puede desde la derrota fijar una posición. Y Uruguay lo hizo ¡Vaya si lo hizo! Nos demostró que el mundo podrá ser injusto, que las diferencias podrán ser grandes pero que ahí en el campo de juego todo ello queda al margen, ahí en el terreno en el verde césped nosotros no somos menos que nadie, ni más que cualquiera. Nos demostró y lo que es mejor aun le mostro al mundo que se puede ser digno aun en la debacle. Uruguay quemo las naves en un partido apoteósico desde lo emotivo (como lo fue su mundial) y donde la terna arbitral hizo lo posible para que la derrota celeste se consumara. El maestro es muy digno para decirlo pero a nosotros ningún anillo se nos cae por remarcarlo porque si hay algo que nos enseño el Uruguay de hoy es que en ocasiones las derrotas son más honorables que un triunfo. Vamo´ Vamo´ arriba la celeste.